Protocolo de presentación

-Ella se llama Antu Chod 

-Y ella, Kuyen Kum

 

-Encantada de conoceros.

 

Así llegamos en Agosto, presentándonos la una a la otra en una especie de guión improvisado en la que las dos conocíamos muy bien cómo seguía el protocolo. Creo que no hace falta saber mucho sobre las presentaciones cuando llegas nuevo a un lugar, después de dar la información del nombre, siempre viene el clásico:

 

-Y, ¿de dónde venís?

– De Valencia (mirando de reojo asegurando que la otra lo diga a coro)

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Podéis creernos que el acento español es claramente distinguible, por mucho que lo intentes la ‘’s’’ y la ‘’c’’ siempre nos va a delatar. Con nuestra primera mentira, continuamos el protocolo de presentación, ya que ninguna somos de Valencia. Antu es de Dénia y Kuyen de Teruel, pero supongo que por la particularidad y posible desconocimiento de estos lugares, es más sencillo resumir en Valencia. Esto no quiere decir que no estemos enamoradas ni orgullosas de esas pequeñas ciudades.

 

No decimos Valencia por el simple hecho que esté a medio camino de nuestras ciudades natales, nah’ que ver. La decisión de decidir estudiar una carrera universitaria cuando eres de ciudad pequeña lleva implícito el comienzo de una nueva vida en otro lugar. Esa inocente decisión es la que llevó a que nos conociéramos. Supongo que es debido a tal vínculo que nos une, que sintamos pertenecer a Valencia.

Al final, es una respuesta muy ambigua, pues quien dijo que el lugar de dónde eres es estrictamente dónde naciste. Nosotras consideramos la teoría que las personas tienen tantas vidas como lugares donde han empezado de cero. El llegar nuevo a un lugar es una oportunidad de volver a nacer, volver a conocerte a ti mismo, volver a elegir los caminos que te guían a crecer.   Por lo que no sabemos muy bien de dónde somos, Denia, Teruel, Valencia, Tampere, París… lo que sí que sabemos es que en esta etapa de nuestra vida queríamos ser de Santiago de Chile.